Paco, Mariano y Aitor investigan el caso de los bidones de uranio que encontraron en el huerto. Para esta misión, Paco y Mariano finalmente deciden aceptar a Aitor como uno más y le exponen sus reglas. Los tres siguen a uno de los camiones que transportan los bidones, y que les lleva a descubrir que la mafia italiana está detrás de los vertidos. Cuando consiguen detener a unos de los miembros de la camorra y se lo llevan a comisaría, se hacen pasar por policías corruptos que buscan sacar provecho del asunto.
Una monja aparece muerta en un convento y las primeras hipótesis apuntan una sobredosis. El arzobispado de Madrid pide ayuda a la comisaría de San Antonio y Povedilla y Sara se infiltran en la Orden como novicia y capellán respectivamente para descubrir cómo llegó cocaína al convento. Sara está confusa sobre sus sentimientos hacia Aitor, y más aún cuando éste le dice que no está dispuesto a dejarla ir tras el beso que se dieron.
Rita está preocupada por Montoya, que parece que sigue adelante en su relación con su prima Marga. Curtis convence a Rita de que Montoya solo está haciendo tiempo para dejarla, que se trata de una estrategia, y Rita se hace ilusiones. Por su parte, Curtis sigue pensando que él y Pepa están saliendo, y pide consejo a Silvia sobre cómo actuar en una cita.